Decía Marilyn Monroe que ella cuando se iba a la cama, tan solo se ponía unas gotas de Chanel. Nosotros somos un poco más avariciosos y no nos gustan las cosas a medias, así que preferimos acostarnos con Shanel en todo su esplendor. Por que ella es mucho más que un perfume, su fragancia nos llega hasta lo más profundo de nuestro ser, su sola presencia emana la esencia de sexo, que nos impregna y hace que no queramos que nuestro momento llegue a su fin.